sábado, 5 de noviembre de 2011

IX Lo incierto de la madera


Lo incierto de la madera





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Lo incierto de la madera





Cuando el día amanece como una pena
debiéramos ser capaces de oscurecer
como a esa sombra el sol la evita
rápido,
no se desmandarían ellas,
las ciertas,
pidiendo lastimera atención o muerte vida.

Porque nada más patético
quien queja dichoso sus matinales desventuras.

Por todo lo cual me dirijo al parque de los recuerdos,
cuando más hojas colorinches acumulan
las patas de los bancos
los entorno amigables basureros,
en cadenas,
de lata y fierro y recuerdos ateridos,
y el viento frío y el débil sol cansado
aseguran refugio o fe,
dormecen subterfugio o tenue,
del asalto cotidiano, a la fuerza, sociable
no pedida al solitario y ausente o nostalgia llena
ya la noche en oprobio y retroceso.

Ya no estás, cierto, y tu recuerdo acrecentado se vería
las ramas vestidas no tanto, los trozados troncos
aún en rumas de esperanza o mano caritativa
recordando el paso de la  tormentaabrupta
de futuro
cuando te hablé de los transformados durmientes
y su trunco destino de cenizas.

¿Recuerdas sus formas en diestras palabras inermes?
¿Sus sombras verbales en significados volúmenes de humo?
¿Los atrapados instantes? ¿Las ciertas palabras o lejanas?
El concierto hecho mítico retorno

¿El futuro de presente y su pasado?
   
Y ahora estos maderos, que mudos o lejanos
y piden y vuelva y su premura y a prestarles.

Pero qué loco me dije.

No al cuarto oscuro y sucio y volverás o solitario
hasta sea de tarde oscurecida
y aguantes el blanco de la hoja e indolente,
y prepotente urgida, y estúpida atractante,
o puedas preocuparte en algo tan etéreo
tan fuerza capturar presente como tu recuerdo
cuando te fuiste del bosque nuestro
para siempre
pero nadie lo supo
de las coloradas hojas rojas,
y amarillas, y en medio mustias
y me dejaste tema para mucho retorno
a este parque ajeno, otoñal, decrépito,
cansado, viejo y aterido.

Ya pueden irse almaderos
al profundo de los recuerdos, o al menos de paseo y trastos:
a ver si alguien me perdona
y pueda volver la ensoñación de los recuerdos
de las penas idas y las nuevas:

Los amores que no volverán
de renovante inicio
los almaderos conocidos cuando aun no estabas tú
tan inalcanzable, como ahora para siempre.

Y no sé qué hacer con las horas nocturnas,
y las otras.

¿Mirarlos a ustedes, hacer las preguntas?

¿Dónde estás? ¿Por qué no vuelvo?


En la biblioteca de la Univerdidad Católica del Norte
Antofagasta, Chile




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